Burocracia

BUROCRACIA – RELATO CORTO

 

BUROCRACIA

Si el señor Gray hubiese podido elegir nacer en cualquier época sin duda hubiera escogido esta, la nuestra. Ni en sus más locos sueños de juventud pudo imaginar la vida que actualmente, y a pesar de su edad, se permite. El dinero nunca supuso problema alguno y aún hoy conserva buena parte de la fortuna familiar original a pesar de sus múltiples excentricidades, a pesar de las crisis y a pesar de sus descontrolados excesos. Tal eficacia económica sido posible gracias a su extraordinario don de gentes, sus influyentes contactos y varias herencias recientes, lo que le permite, sin haber trabajado ni un solo día de su agitada vida, darse por completo, aunque anónimamente, al placer y al hedonismo más salvaje.

La actual falta de ética generalizada, la nueva moralidad rediseñada, la integridad y el honor exiliados y sustituidos por la codicia, por el todo vale, por el sálvese quien pueda, por la decadencia institucionalizada. ¡Joder! ahora las posibilidades para el exiliado de conciencia son infinitas. Nunca antes ha sido tan fácil, tan provechoso y tan legal aprovecharse del débil, del necesitado, hoy por hoy en expansión inflacionaria, y encima poder jactarse impunemente de ello.

El moderno modelo de mercado, basado en la esclavitud laboral y sexual, adulta o infantil es la mejor prueba de ello. Para Mr. Grey, que cada día se abandona a nuevas y originales formas de placer sin importarle edad o género, todo esto… este mundo… esta sociedad es el puto Nirvana. Además gracias a los avances químicos del último siglo se han diseñado excepcionales drogas que él prueba con deleite y combina con imprudencia para obtener increíbles efectos impensables en su juventud. Y, como no, está la inagotable variedad de objetos sexuales para todo tipo de perversiones y depravaciones, que mentes enfermas han creado y puesto, sin ningún pudor, a disposición de cualquiera.

En estas circunstancias las posibilidades son abrumadoras y para el señor Gray cada nuevo día es un día en el Paraíso. Gimnasios, spás, masajes, terapias de belleza, manjares en restaurantes de lujo y sexo, muchísimo sexo de cualquier tipo, legal e ilegal, gratis y de pago, y por supuesto química, muchísima también. Así transcurren habitualmente los días de Mr. Grey… Aunque, desgraciadamente para él, no todos…

A veces tiene que perder parte de su tiempo en lo que más odia y teme: la burocracia. Recuerda con nostalgia la sencillez de otra época en la que la palabra de un hombre era más que suficiente para todo. Una firma, un apretón de manos, una cartera con el dinero en efectivo. ¡Qué lejano parece! Antaño no era necesario fingir para pasar inadvertido pero ahora… La Era de la Información le dicen. ¡Qué verdad más grande! Para ocultar su rastro, su secreto, debe ser escrupulosamente discreto, diluirse entre la gente corriente, tener cuenta bancaria y tarjeta de crédito, aparentar que trabaja, poseer una vivienda, un número de la Seguridad Social, algún negocio modesto en el que blanquear poco a poco su capital. Y para ello ha de rellenar, y renovar periódicamente, infinitos impresos en bancos e instituciones, en empresas de telefonía y de servicios, en hospitales y notarias, en compañías de seguros y supermercados, en hoteles y agencias de viaje, en empresas de alquiler de coches y organismos oficiales y hacerlo le produce, invariablemente, el mismo escalofrío.

Apellido: ‘Grey’. Nombre: ‘Dorian’. Y siempre bajo el yugo de esa la molesta sensación de que algún día le pillarán.

Bienvenido nanolector !!! ¿que te cuentas hoy?

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