(Tres historias de alto impacto)
Estupidez degenerativa
Se ha pasado media vida hablando de la estupidez de los demás. De la estupidez de todos a los que conoce y de la del resto de gente desconocida para él. De la estupidez de toda la raza humana en general, y poco a poco ha ido convenciéndose de que la pereza mental es innata en todos sus miembros. A medida que cocina su teoría involutiva a fuego lento, sazonada con su propio rencor y rehogada en litros y litros de mediocridad ajena ha ido empeorando su dixlesia, su memoria y su dicción.
Ahora los médicos, perplejos e impotentes, no encuentran daños neuronales ni causas físicas que justifiquen su deterioro cerebral, pero ya le cuesta muchisimo coordinar movimientos simples y únicamente consigue balbucear inconexas frases que invariablemente contienen el vocablo mierda…
La tecnología de hoy
Viajaba de pié en un concurrido autobús urbano. Se tiró un silencioso pedo protegido por el anoninato que ofrecen los grupos numerosos. Azorado miró discretamente a su alrededor. Todos perecían ajenos a su falta de decoro hasta que se fijó en una chica de sonrisa cómplice que, desde un asiento cercano, parecía apuntar hacia él la cámara de su teléfono móvil. La joven toqueteaba la pantalla y reía divertida. Quizá un chiste, un comentario divertido o un video de gatitos, pero quizá…
Cuando llegó a su casa aun iba dándole vueltas al tema y todavía notaba esa desagradable sensación de malestar en el estómago. Sacó su móvil, entró en el appstore y buscó ‘escaner de pedos‘.
Incomprendido
Desde que tiene uso de razón recuerda como la gente de su entorno, todos los que le conecen, le han machacado diciéndole siempre que fuera menos ‘él‘ y que tratara de ponerse en la piel de los demás, que intentara ver la vida con los ojos de los otros.
Ahora no es capaz de comprender porque, tras vencer la repulsión que le producían esos consejos y tomar la dificil decisión de hacerles caso, esas mismas personas le dan la espalda, le tratan de enfermo, y dicen todas esas cosas tan horribles sobre él.