Hoy comparto con vosotros El secreto mejor guardado y esto significa que a partir de ahora el titulo no tiene mucha lógica pero por no cambiarselo a estas alturas…
Este cuento tiene una PRECUELA
EL SECRETO MEJOR GUARDADO
Si creéis que el secreto mejor guardado es la fórmula química de la sobrevalorada Coca Cola os equivocáis. ¿El caso JFK?, pues no. ¿El Area 51?, que va, que va…
Bueno os lo voy a decir yo porque no lo adivinaríais en la vida: El Vaticano está en bancarrota. Si, si, como lo oís (o como lo leéis en este caso). Y no desde hace poco por el tema la crisis, el incremento del IPC o chorradas similares, no. La iglesia esta arruinada desde hace siglos. Siempre nos han hecho creer que la casta clerical vive en la más obscena opulencia pero es tan solo una estrategia de marketing, una fachada. Aplicad la sabiduría popular: Dime de que presumes que yo te diré de qué careces.
¿Los famosos tesoros del Vaticano, de catedrales y de iglesias? Todo vendido. Lo que queda son tan sólo réplicas, esculturas de cartón piedra, oleos falsificados y toneladas de cálices de hojalata y cobre chapados en oro de catorce quilates. ¿ Y sus cientos de miles de propiedades, edificios, terrenos etc..?. Nada. Vendidos a empresas fantasma y testaferros. ¿Cuentas en paraísos fiscales? Añadirlas a la larga lista de leyendas urbanas. ¿Las fastuosas orgías gastronómicas de obispos y cardenales?. Otro mito. Se hacen la foto junto a las suculentas viandas y de inmediato la empresa de catering las empaqueta de nuevo y las lleva a algún evento próximo, bien sea una comunión, o una comida de empresa. Creedme, muchos de esos obispos y cardenales ocultan avergonzados, bajo sus uniformes violetas y carmesíes, raídos calzoncillos amarillentos y agujereadas camisetas con oscuras manchas en los sobacos.
¿Os dais cuenta de la envergadura de este secreto? ¿De la cantidad de gente implicada, aparte de los miembros de la propia Iglesia, y el ingente esfuerzo que se requiere para que siga oculto?.
De cada céntimo que la Iglesia ha limosneado, incautado, expropiado, estafado o robado a lo largo de los siglos, sus miembros en realidad han disfrutado una parte despreciablemente exigua. Y así llevan más de dos milenios, siendo victimas de durísimas e injustas acusaciones por no respetar el voto de pobreza que tanto predican, soportando estoicamente nuestras crueles calumnias sin poder defenderse (se lo impide una clausula de confidencialidad de su contrato) y decir que ellos, en realidad, son las victimas de una pésima gestión empresarial y más pobres que las ratas.
Y todo ese sufrimiento lo hacen por nosotros. Sí, sí, por nosotros, por ti… por mi… para guiarnos a través del estrecho sendero de la luz, evitando que nos despeñemos por el traicionero precipicio de oscuridad y caos que lo flanquea.
Lo hacen para poder mantener a flote las estructuras que generan esa esperanza de salvación y felicidad eterna en el Cielo para los buenos y los justos y la condenación a perpetuidad en el Infierno para el resto.
Todo por no reconocer una metedura de pata de hace dos mil años, por no admitir su falta de miras en cuestiones legales, por no leerse la letra pequeña y firmar abusivas condiciones que los han convertido en esclavos de una empresa económicamente inviable. Un pozo sin fondo que necesita cada moneda recaudada para poder seguir dando servicio a más y más almas cada minuto. Todo por no reconocer abiertamente que Dios les vaciló de lo lindo con el asunto del Juicio Final.
Jamás se imaginaron que el tema se alargaría tanto por supuesto. Solo uno de los socios fundadores, algo mas espabiladete, se atrevió a objetar en su momento que ‘si Él todo lo sabe‘, ese ‘Todo‘ debería incluir el día exacto del fin del contrato, negándose a firmar un documento ambiguo al respecto.
Al igual que sucede ahora treinta monedas de plata le hicieron cambiar de idea. Posteriormente, y para evitar el escándalo y no forzar dimisiones, cambiaron ligeramente la versión de los hechos.
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