Habitación del Pánico. Panic Room. Contrastes. Historias para no dormir
Habitación del Pánico. Panic Room
Habitacion A
La sofisticada y moderna alarma hizo chillar su sirena alocádamente. El hiriente sonido cesó enseguida pero fue suficiente para secuestrarla del plácido sueño en el que se hallaba.
La mujer, luchando contra el aturdimiento, pensó que el dispositivo se habría activado por algún fallo eléctrico o quizás por algún animal y se dirigió despacio hacia la consola.
Hasta que no vió en la pantalla a los tres encapuchados en la planta inferior del chalet no se le ocurrió pensar que su hogar estuviese sufriendo un allanamiento real y por un instante no supo reaccionar. Se quedó bloqueda. Esta noche estaba sola en la vivienda.
De repente agradeció la paranoica terquedad de su marido, ahora en viaje de negocios, al insistir en reformar la habitacion de invitados para convetirla en una habitación de seguridad. Corrió por el lujoso pasillo hasta llegar a ella. Se encerró dentro, activó la alarma policial silenciosa y esperó.
Jamás hubiese imaginado poder sentire tan agradecida y feliz de encontarse en esa fría y austera estancia tan desacertadamente llamada habitación del pánico.
Habitacion B
La sobresaltaron los habituales ruidos en la puerta de la vivienda y se acurrucó bajo las mantas. Procedentes de la entrada, de la cocina, del pasillo, acercandose… llegaban más y más sonidos. Caóticos, pretendídamente sofocados sin éxito. Cada vez más fuertes, cada vez más próximos.
Comenzo a temblar.
La puerta del dormitorio se abrió y ella trato de controlar las convulsiones. Siempre pensaba que si realmente pareciese dormida… él se giraría… se daría la vuelta y saldría de puntullas. Pero no, eso no pasaba nunca.
Sintió los pasos, el roce torpe de los zapatos sobre la alfombra. La presión de una mano que tiró de ella. Sintió el familiar hedor de un aliento saturado de alcohol, los reproches roncos de su marido, el golpe, el líquido espeso y tíbio en la boca.
Jamás hubiese imaginado poder sentir tanto miedo en la que para ella era debería de ser la habitación más segura y alegre de su casa.