La inteligencia es otra oscura visión del mundo actual, sí… pero también una coherente explicación al extraño fenómeno OVNI y al misterioso comportamiento del que hacen gala sus protagonistas, y aquí me refiero a los alienígenas, claro. Como siempre con ese punto cínico y ácido que caracteriza todo buen relato perverso que se precie…
LA INTELIGENCIA
El extraterrestre se acerca de mala gana al tercer planeta del sistema. Es la quinta vez, en el último milenio, que le toca a él verificar el estado de evolución de esa gelatinosa y repulsiva raza nueva con trazas de, lo que aparentemente pudiera considerarse, pseudointeligencia. Según su opinión es virtualmente imposible que cualquier forma de vida basada en el carbono desarrolle inteligencia. Es pura física: La red para el procesado de información y comunicaciones, imprescindible en cualquier ser inteligente, no puede alcanzar la velocidad y capacidad necesarias sin una base de silicio o germanio. La comunicación química mediante cadenas moleculares de proteínas es muy ineficiente y horrorosamente lenta. Es un hecho demostrado y el extraterrestre preferiría continuar con labores más serias como el seguimiento de la singularidad del centro de la galaxia, pero aquí está, entrando en la fría atmósfera de este peculiar planeta.
Da comienzo la tarea con los movimientos básicos recogidos en el protocolo estándar del Test de Verificación de Inteligencia acordado por todos los seres adheridos a la Coalición Galáctica. Para ello realiza precisos desplazamientos con su vehículo espacial en la densa atmósfera. De los diferentes cambios de dirección y aceleración cualquier raza inteligente podría deducir las fórmulas matemáticas necesarias para establecer una comunicación pero esta vez tampoco obtiene respuesta.
Repite el proceso en otra localización geográfica sustituyendo los movimientos de la nave por alteraciones luminosas. De nuevo las precisas variaciones de frecuencia e intensidad de la luz que proyecta deberían ser traducidas, por cualquier inteligencia, a una base matemática para establecer un diálogo que no llega.
Por último intenta el test de cercanía y para ello elige una zona aislada, de baja contaminación electromagnética, y cuando obtiene la atención de varios miembros de la especie bajo análisis produce la secuencia necesaria de ondas de absorción de campo para enviar su mensaje. Estas ondas modifican el potencial eléctrico a su alrededor por lo que son extremadamente fáciles de detectar, tanto que interfieren y perturban cualquier sistema desprotegido que base su funcionamiento en el electromagnetismo, como es el caso del primitivo órgano electroquímico llamado cerebro de la raza en cuestión.
Las ondas de absorción de campo tienen efectos colaterales y hacen que las luces de la zona cambien de intensidad y que maquinas y dispositivos dejen de funcionar o lo hagan de manera errática.
Algunos seres de viviendas cercanas salen huyendo y agitando sus extremidades mientras generan débiles variaciones de presión de distintas frecuencias en la densa atmósfera, pero de nuevo sin ninguna respuesta inteligente.
En unas décimas de segundo genera el informe reglamentario y prepara su regreso, decepcionado una vez más por los resultados. Apenas ha llegado a la órbita lunar cuando recibe una transmisión inteligente en respuesta a su primer test. Esta señal procede de uno de los numerosos objetos que giran en torno al planeta. El Ser extraterrestre cambia su trayectoria lo suficiente para entrar en al campo gravitatorio del inmenso satélite y usarlo para frenar su aceleración y, tras rodearlo, poner de nuevo rumbo hacia el origen de la señal.
Se detiene en las proximidades de la fuente emisora e inicia un diálogo. En poco segundos han creado las expresiones matemáticas que les permitirán compartir cualquier concepto mediante ecuaciones y algoritmos. El extraterrestre le transmite su alegría y sorpresa por el magnífico acontecimiento del que acaba de ser partícipe. Y no solo por tener el honor y la suerte de ser el descubridor de una nueva inteligencia, también porque jamás hubiera creído posible, no te ofendas le dice, que esta inteligencia avanzada fuese viable sobre una base de carbono.
El nuevo Ser, traduce su confusión a expresiones representables en el lenguaje de cálculos y magnitudes que ambos han establecido, y con todo respeto y amabilidad le pregunta a ver de dónde coño se ha sacado esa absurda idea. Él es una entidad inteligente, por supuesto que si, distribuida en varios miles de millones de células con base de silicio interconectadas por todo el planeta, por cierto mi nombre es Internet, es un placer conocerte le dice.