Remake Porcino es una versión muy particular de un clásico, llevada a la España del PP de los años de la crisis. Gracias pandilla de sinvergüenzas que nos gobernais por haber hecho posible este relato…
REMAKE PORCINO
I
Ya desde críos los tres hermanos demostraron personalidades bien diferenciadas. El benjamín, el más mimado, siempre hizo gala de una sensibilidad especial, su gran capacidad para empatizar con todas las personas y animales le obligaba a responsabilizarse de los problemas ajenos y a colaborar, de la forma que fuese, para solucionarlos. En cuanto tuvo la edad y recursos suficientes para permitirse su independencia se unió a una ONG y partió hacia un país esclavo, de esos que los dirigentes llaman subdesarrollados para disimular. Allí participó en la construcción de huertos y escuelas y cuando podía también ayudaba con la enseñanza y en el hospital.
Un buen día, el dictador de turno al mando, es derrocado por una multinacional y sustituido por otro peor aún y la ONG, invitada a abandonar el país o a sumarse a las víctimas de la masacre. El hermano pequeño escapa por los pelos y regresa a su patria natal saturado de tristeza y dolor, asqueado de un mundo enfermo, de una sociedad vanidosa y ridícula que consiente y basa el obsceno bienestar de unos pocos en la miseria y el sufrimiento de muchos. Con el firme propósito de no formar parte de esa sociedad insana se integra en un movimiento okupa que lucha contra ella.
Una mañana se despierta sobresaltado. Hay un jaleo considerable en la calle y los berridos que escupe un afónico megáfono le taladran los tímpanos. “Este edificio ha sido ocupado de forma ilegal. Disponen de diez minutos para abandonarlo pacíficamente. Si no lo hacen soplaremos y soplaremos y la puerta derribaremos y a rastras les sacaremos”. Desde las ventanas les tirar viejos muebles carcomidos por los años y macetas y huevos caducados y orinales con excrementos pero la guardia pretoriana de los dirigentes, con sus uniformes de policía de bonitos colores, soplaron y soplaron y la puerta derribaron y arrastras y a hostias los sacaron.
Afortunadamente el hermano pequeño consigue escapar fracturando con el codo la mejilla de uno de los rabiosos defensores del orden (me encanta ese eufemismo ¿que no? Defensoras del orden son las madres ¡coño!, todo el día: ordena esto y ordena lo otro, mira como tienes el cuarto, eres un guarro, etc… pero estos pollos… A ver, si protegen al político, recaudan para el político, y saltan al són de la vara del político, deberían de llamarse mascóticos o polícotas y dejarse ya de tanta tontería).
II
El benjamín está muy asustado, seguro que lo han identificado y lo perseguirán, y no tiene dinero ni a donde ir así que llama a su hermano mayor (que no al más mayor). A pesar de no tener una relación muy estrecha este lo acoge de inmediato. El hermano mediano, quizá por estar en el medio, es el más equilibrado. Terminó con esfuerzo una carrera de ingeniería y trabajó en una empresa unos años hasta que decidió montar la suya propia. Las cosas fueron bien hasta que la crisis del país le obligó a cerrarla y a despedir a sus cuatro empleados. La venta del ahora depreciado local no ha sido suficiente para saldar las deudas y el banco le reclama además su vivienda, también hipotecada, los dos riñones y el higado como pago. Su mujer le ha dejado y ha regresado con sus hijos al pueblecito de sus padres (los de ella).
Una mañana ambos hermanos se despiertan sobresaltados por los golpes en la puerta y el jaleo de la calle. Alguien en el rellano grita con autoridad: “Esta vivienda ha sido embargada y tenemos orden de proceder a su desalojo. Salgan de inmediato o soplaremos y soplaremos y la puerta derribaremos y a rastras les sacaremos”. La casa tiene la puerta blindada y cerrojo, se apresuran a cerrar con llave, cuatro vueltas, y echan el pestillo. Después se asoman por las ventanas y gritan que están armados y que al primero que cruce la puerta le revientan la cabeza.
El cerrajero dice que pasa de líos, que total para lo que le pagan… y se va, la jueza pone cara de ‘otro día de esos‘ y saca el móvil. A los cinco minutos un grupo de los Cuerpos Especiales, con un despliegue de personal y equipo que acojonaría hasta al mismísimo Chuck Norris, se ha unido a la los temerosos policías municipales y a los curiosos bomberos, que algo más alejados hacen apuestas sobre como acabará el asunto.
Los hermanos están flipando (sin psicotrópicos) por la rapidez y contundencia de medios. Suponen que por eso se llaman Cuerpos Especiales, porque los tienen únicamente para estos eventos y han de ser invocados mediante algún oscuro conjuro. Lo que esta claro es que si te están violando, secuestrando o asaltando (y no eres un político claro) te llegará antes el síndrome de Estocolmo que la ayuda, pero para los desahucios y los escraches tenemos a los magníficos miembros de los Cuerpos Especiales. ¡Gracias a Dios!, ¡que sería de nosotros sin ellos!
Desde la ventana les dicen que tampoco se pasen, que lo de las armas era una coña, pero que, no obstante, ni de palo abrirán la puerta. Llaman de nuevo al cerrajero que vuelve a regañadientes y doblega la cerradura. Sacan a los hermanos a empujones con la intención de detenerlos por resistencia a la autoridad y alteración del orden público, y es que además de lo de las armas el hermano pequeño les ha hecho un calvo desde la ventana y ya esta en youtube, pero la presión popular lo evita y, bajo promesa de presentarse voluntariamente en comisaría al día siguiente, (¡si, lo tienen claro!) les dejan marchar.
III
Ahora ambos hermanos están en la puta calle y sin un duro así que aunque les jode de lo lindo no les queda más remedio que llamar a su hermano mayor. El pequeño hace años que no sabe nada de él, el mediano cree que tiene su número de teléfono por algún sitio. Al primogénito no le hace mucha ilusión la visita pero en fin… son familia ¿no? Pueden quedarse unos días hasta que las cosas mejoren.
El hermano mayor, bien por envidias o por ser el menos agraciado físicamente de los tres siempre fué de carácter egoísta y déspota, abandonó los estudios tras el primer año de universidad y anduvo en turbios asuntos que acabaron por llevarle hasta un codiciado puesto en un ayuntamiento.
Es el responsable de muchos de los disgustos de sus padres, el responsable del ingreso de su madre en una residencia y, quizá en parte, de la prematura muerte de su padre debido a un infarto. Domina con desparpajo las tres técnicas básicas del buen político, o sea la adulación, el engaño y el escaqueo, y también posee otros rasgos comunes entre ellos como la avaricia, la falta de ética y conciencia, y el egocentrismo. Por todo ello la relación con sus hermanos menores nunca ha sido todo lo fluida que se hubiese esperado.
Una mañana los tres hermanos se despiertan sobresaltados por las sirenas que se oyen al otro lado de la verja que rodea al precioso chalecito: “Les habla la policía, abran inmediatamente o soplaremos y soplaremos y la puerta derribaremos y a rastras les sacaremos”. ¡Hay que joderse! Los dos hermanos menores miran al mayor con gesto interrogativo de incredulidad, no ya porque lo hayan vivido antes (uno de ellos dos veces), sino porque siendo su hermano mayor un político, lo último que podían esperar es que la escena volviera a repetirse con él. El hermano mayor les devuelve la mirada con superioridad y condescendencia. No os preocupéis, es sólo un error, un pequeño malentendido por un asustillo de unas comisiones, nada, cosillas del ayuntamiento, dadme un minuto les dice.
Saca el móvil y marca un número. “Llamo a uno del Ministerio” les susurra orgulloso mientras espera que alguien descuelgue. Oye fulanito tengo al ejercito a la entrada de mi casa… pero a ver… vosotros ¿de que vais hombre? Mira, ahora mismo te envío un ficherito con unas fotos salao… ¿lo tienes? pues tengo toneladas de mierda tuya, de mi ayuntamiento y de varios más de la provincia y si no te llevas a los perros en seis minutos todo esto va a estar en internet en tres, ya verás que divertido para ti y para el partido. Mañana hacemos todos una fiesta en Alcala Meco. ¡Ah!, por cierto, mira… no pensaba pedirlo pero ya que hablamos… búscame un par de huecos donde colocar a dos desempleados. ¿Como que de qué?, ¿y eso qué más da?, ¡de lo que sea coño! pero que cobren como Dios manda. Y cuelga. ¿No te jode el muy subnormal?, ¿Pues no va y me pregunta a ver qué sabéis hacer? Pero bueno… ¿desde cuando es eso importante?.
A los cinco minutos la policía se aleja con las luces y sirenas apagadas y el megáfono entre las piernas y el hermano mayor reprende a los otros por ser tan ingenuos y estúpidos como para pensar que siendo honrados ciudadanos de buena fe conseguirían algo en la vida, y a partir de entonces los tres vivieron felices y del cuento para siempre.