Uroboros II
Instantes en progresión geométrica
Cuatro extrañas microhistorias de otros planetas y otros tiempos
No hay mal que por bien no venga pero además, todo es relativo.
Acto II
t a la diez. Instante de diez mil dias
Ese niño,
ya por siempre huérfano afortunado,
crece feliz,
y florece en un joven buscador de utopías que,
sin pretenderlo,
mientras teje un mañana nuevo,
se pincha con la rueca de la vida y se despierta para contemplar otro paisaje…
un paisaje yermo…
y,
desahuciado de esperanza,
se infecta con un bioamor puro y ciego que reta su cordura.
Siempre alegres y ahora enfermos,
sus ojos solo leen febriles delirios en un corazón antaño garabateado de sueños.
Y a sus oídos solo llegan ya amargas letanías suplicantes.
Plegarias mudas que le imploran ser el mensajero de la Octava Plaga,
que reclaman con urgencia una cura,
el remedio que marchite un Milagro.
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