Violación. Yo, mi, me, a mí, conmigo….
Si hablamos de probabilidades y de azar nosotros no deberíamos de estar aquí, ¡es cierto!, no deberíanos existir. Todos nosotros somos unos violadores. Sí, como lo leeis, violadores de Leyes Universales. Destructores natos de entropía.
La relación de acontecientos consecutivos y fortuitos necesarios para que la energía se solidifique en gigantescas estructuras que se autoreplican es tan larga que da vértigo.
Y no digamos ya si a esa enorme lista de accidentes del azar añadimos los cambios requeridos por estas estructuras mágicas para perpetuarse a si mismas. Para protegerse con armaduras. Para duplicarse. Para inventar y fabricar generadores de energía e ingeniosísimos sistemas de ataque, defensa y comunicaciones que les permita convertirse finalmente en células con especializaciones y trabajos altamente definidos y además para organizarse en inmensísimas colonias que llamamos órganos. Ordenadas minisociedades con miles de millones de miembros que finalmente incluso confabulan para agruparse en conjuntos de orden superior y crear seres verdaderamente complejos.
Pensadlo. Las probabilidades de que eso suceda son virtualmente de cero.
Asi pues:
Cada célula de tu cuerpo es, por definición, un milagro.
Cada uno de tus organos es, por definición, un milagro.
Cada agrupación independiente de organos es, lo habeis adivinado, un milagro, y este último de los gordos.
Y si yo tuviera o tuviese que elegir una palabra para definir algo todavía más inexplicable o improbable que un milagro de los gordos. Algo mucho más insólito aun. Algo como el hecho de que entre tantos y tantos millones de agrupaciones diferentes de organos únicamente exista una combinación que tenga la imperiosa necesidad de obtener respuestas. La urgencia de saber de sí misma y del resto de semejantes. La necesidad de justificar qué es y para qué está aquí… Si me pidieran elegir la palabra para expresar ese mega-milagro super gordo escogería… PERSONA.
Y aquí estamos…. Siete mil millones de Personas, siete mil millones de mega-milagros super gordos, con un generoso montón de milagros dentro, compuestos a su vez, cada uno de ellos, de muchos, muchísimos, milagritos más pequeñitos.… casi infititos….
Sí, aquí estamos, ciegos mega-milagros fractales inconscientes, pero… así es la vida… ¿no? a quién coño le importa todo eso cuando tenemos las modas, los deportes, el gran hermano y a nuestros enormes egos violadores dirigiendolo todo…